Muchas son las tradiciones “paganas” que con el transcurrir de los años han acabado incorporándose en las celebraciones religiosas. Es el caso de la famosa ‘Rosca de Reyes’. Constituye una tradición de las familias mexicanas, dando fin con ella al periodo navideño.

Es el protagonista indiscutible de la sobremesa cada 6 de enero. Pero lo curioso es que nada tiene que ver en sus orígenes con el nacimiento de Jesús y la llegada de los Reyes Magos al Portal de Belén.

los orígenes de la rosca de reyes

Sus orígenes se remontan al siglo II a.C. A mediados del mes de diciembre, tras la finalización de los trabajos en el campo, se realizaban unas celebraciones conocidas como ‘las Saturnales’. Era un homenaje a Saturno, dios de la agricultura y las cosechas en las que se festejaba la finalización del periodo más oscuro del año y el inicio de la luz. En aquella época el año no acababa en diciembre, sino que se alargaba hasta finalizar el mes de febrero.  Entre las muchas viandas que se preparaban para tal celebración se realizaba una rosca a base de miel y en la que se le introducía algunos frutos secos, dátiles e higos. Este postre se convirtió en uno de los más populares durante la celebración. En el siglo III d.C.  se introdujo una haba, en el interior de la torta y aquel que se encontraba en su porción de rosca, se le auguraba prosperidad durante el resto de año. Fue en Francia donde se cambió el haba por una moneda de oro y en España por un niño de cerámica que representaba al Niño Jesús.  Y esta rica rosca fue escogida para ser degustada el día de Reyes.

Los españoles introdujeron la tradición del la Rosca de Reyes a nuestro país y desde entonces es una hermosa tradición de ese día tan especial. Se acompaña de una buena taza de chocolate y la alegría de los niños. Conservando la tradición que empezó con una haba, a quien le toca el niño, está obligado a invitar tamales el día de la Candelaria. Más adelante te contaremos de esta tradición.